
Mientras esperas contemplar el ocaso perfecto y observas a tu alrededor, ves como la gente coge posiciones, se sienta en la arena y se deja llevar. Quedan unos minutos para contemplar un previsible cielo dorado en el horizonte y mientras tanto otras personas ajenas a tanta belleza disfrutan haciendo ejercicios en una playa que poco a poco se va despejando. Por suerte yo estaba atento para capturar otro interesante momento.
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